Han llegado los gorriones
que emigran todos los años,
siempre llegan en otoño
y lo anuncian con sus cantos.
Me causan felicidad,
deseo verlos a diario,
en la ocasión de un café
agradable es contemplarlos.
En mi ventana ellos pian
y dan señal muy temprano,
parecen amigos míos,
sin duda alguna lo aplaudo.
No se asustan ni un momento
cuando ofrezco pan del blando,
un poco de arroz y alpiste
y sin duda... me los gano.
Del humano compasión
van los pájaros buscando,
es fácil de comprender
que ellos mismos atan cabos.