Flor silvestre, flor del campo
que hinoptizas con tu encanto
No vistes ningún harapo
¿Cómo no admirarte tanto?
A la buena de Dios
como en esta tierra todos.
Yo con éstos ojos míos
ya te he visto florecer.
La vista mía alegrar
cuando te suelo encontrar.
Yo jamás te he de cortar,
pues un milagro tu eres.
Adornas con tu presencia
un lugar inaccesible.
Del cielo tu procedencia
y tu belleza indiscutible.
Bien te resguarda la naturaleza
te forja y te hace crecer.
Aún entre la maleza
no te logras esconder.
Pues resaltan tus colores
entre el verde y el café,
entre los bosques, los valles
yo sé que te encontraré.
Suave, bella y perfumada
que aún viviendo entre la nada
te has sabido mantener.