Llaneza

Un silencio mortal

Con su silencio ominoso… La verdad

me borró de la faz de su existencia,

anonadada por su falsa probidad 

pienso es inicuo, no me lo merecía.

 

Antes de partir mi cuerpo profanó

quería sintiera su voracidad masculina,

para darme lo mejor de sí; se afanó

esa imagen la enfoco en mi retina.

 

No se que pensar, ¡no quiero pensar!

es como el filo de una daga; ahonda,

ante todo me tengo que compensar 

permanezco inerte con la herida.

 

No hay letanías de suspiros, ni lloro

y aunque el silencio es mortal 

a la depresión la forjo como oro

para mi autoestima, él es trivial.

 

La pasividad me asusta más que la ira

acepto lo que la vida me ha destinado,

la límerencia se ahogó, ya no respira 

y mi espíritu se siente liberado.