A ese tu castigo opongo yo, mi dureza.
Eres una mujer de lucha dijo, mi padre.
Creo no te hará infeliz, esta franqueza.
Qué no nací para sufrir dijo, mi madre.
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Los evoco ahora, por su gran nobleza.
Esta es mi hija qué, le parece paisano.
Evocarlos hoy, me da mucha tristeza.
Mi padre lucía muy radiante y ufano.
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Cómo no recordarlos si hoy, soy igual.
Con mis hijos y nietos me doy entera.
Con ellos, voy como flor en primavera.
Al verlos, hago un mágico ceremonial.
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¡Todo lo que yo diga de ese momento,
se cubre de luz y de gran sentimiento!