Maldito enero
que en tus alas extiendes
frío traicionero,
que convocas escarchas
hielo en los cuerpos
y en la nieve absoluta
el lívido dolor
de manos yertas,
labios amoratados.
Maldito enero
que en tu aliento tan gélido
el respirar se hiela
y tose hacia adentro
los carámbanos muertos.
Soledad congelada
álgida espera
en la fría mañana
de un sol loado.