la aurora boreal
que a mi aposento visitaba
tú la encendías
-eres tan dotada de belleza
y en esos grados también de felonía-
de tu seno con beatitud emerge
el resplandor del cosmos
-en tus ojos se proyecta
la bienaventuranza de una virgen-
ahora me hallo apacible
y sin rencor por tu abandono
-me cambiaste y que los cielos
con benevolencia sellen
tu nueva vida pido-
yo no juzgo tus inclinaciones
-mas sigo apegado a tus sortilegios-
mas cuando seas madre
seré el guía de tu pupilo