O quizá más lejos
porque enunciar una distancia es acotarla,
tantear un cuánto es restringirlo.
Afuera te reduces a una brizna apenas accesible
después de sortear los laberintos,
el azar todo el tiempo y todo el tiempo el azar,
pero ya al borde mismo de tus ojos,
que son equidistantes al acto imparable de caer,
todo es claro porque no lo estoy mirando,
estás tan cerca de mí que estoy a punto de ser tú,
que eres con todas las cosas
donde constantemente me estoy buscando,
lo más allá a lo que pueden migrar los pájaros
y lo vientos, las centellas,
sitio donde la luz empieza para nombrar soles
donde tu pecho inaugura la sombra segura;
eres la forma de todo aquello que desaparece,
que combustiona para revelar tu simetría,
tu caudal en levante que promete lluvia
donde solo hay estiaje, desierto y semilla.
Es lo que puedo responderte, apenas nada,
por este accidente de boca que tengo
donde algo como emoción, instinto y muerte,
se aprieta para ocupar una palabra, una sentencia,
un beso que busca repetirse
para huir de la inevitable disgregación.
Mis parámetros son simples: estás o no estoy.
En tus ojos puedo ver todo, o quizás más lejos,
y sin embargo solo veo tus ojos.
Pedro Olvera, 08 de diciembre de 2023.