Martirio
En mi memoria posan recuerdos emblemáticos
que sirven como un puente de besos carismáticos;
aquellos que me diste, clavándome un puñal.
La adarga malévola causó una gran herida
y por esa circunstancia voy muriendo en vida
al ser un prisionero de tu ancho pedestal.
La herida ensangrentada creció como el embrollo
dejando una secuela de muerte en desarrollo,
que poco a poco, avanza, cegando al corazón;
y en ese titileo de llanto y de agonía
los nervios me preguntan si te amo todavía,
mas yo solo respondo: ¡silueta de cartón!
Silueta de cartones con nombre tan extraño
¿qué hiciste cornucopia después de tanto engaño?,
¿qué hiciste mala amante, dejándome sufrir?
¿Acaso se te olvida que en todo lo que haces
hay otros que se burlan con besos y disfraces?,
¿acaso imaginaste que de eso iba a morir?
Si dije que hay recuerdos, no fue para alegrarte,
tampoco quiero verte, mejor es ser baluarte
del tiempo y del olvido. Mejor es ser así...
las cosas que se han ido, de pronto, no hacen falta
y no es ninguna joya que luzca o que resalta,
sino que he decidido, y acepto, te perdí...
Samuel Dixon