La edad no es una derrota,
es un soplo de vida transcurrido,
batallando con la tropa,
transitando como un fluido.
Te acompañan los muchachos,
con sus retozos y gritos,
con sus ropas vueltas un hilacho,
todos en la algarabía de sus pitos.
Se te enredan en los brazos,
se entrecruzan en el cuello,
se sientan en tu regazo,
para decirte papito bello.
Son los hijos que da el tiempo,
es el transcurrir del devenir,
del amor como pasatiempo,
es la vida de ir y venir.
Por eso la edad no es una derrota
al contrario, soy triunfador
aun juego pelota
y siempre soy ganador.