FRANCISCO CARRILLO

HISTORIAS DE LA VIDA 5

Sigue el dia sin parar

y brilla el sol en lo alto,

y a los pies de aquel barranco

oimos el lamentar

a la sombra de un gran arbol,

a un tomillo y a un romero

pues uno dice escuchar,

unas palabras que el viento

poco a poco hace llegar,

y parecen sufrimiento

del que las quiere contar.

 

En eso dice el romero,

oigo hablar al bosque

y no entiendo que me dice

le pregunto, y se esconde

bajo el suelo, en sus raices,

se mecen los pinos y arbustos

con la brisa de la noche,

y se oye el quejido de ramas

ese llanto casi oculto,

ese lamento sin nombre.

 

Se oyen llorar las piedras

si la atencion se la pones,

y el agua que se restriega

cuando baja por el monte.

 

Ese silencio que siento

al estar todo en la calma,

y que lo rompen las hojas

que se alejan de sus ramas

y aterrizan en el suelo.

 

Ese verde en las montañas

o el simple olor a romero,

que nos deja su fragancia.

 

Oigo, y no entiendo nada

de lo que quiere decir,

porque no usa las palabras

ni sabe tampoco escribir,

pero siento su tristeza

la que me hace sentir,

y siento que tiene una pena

y me la quiere decir

antes de que amanezca.

 

Vuelvo a prestar atencion

para poderlo escuchar,

y escucho unas palabras

que vienen del mas alla,

mezcla de ramas y aire

de piedras y manantial.

 

Y dicen en tono suave

que tenemos que ayudar,

a mantener nuestros bosques

limpios de suciedad,

que vigilemos al hombre

que no los pueda quemar

y que agradezcamos siempre,

lo que la tierra nos da.

 

El respeto hacia la tierra

nunca se debe perder,

y hay que ayudar a vencer

a la gente que no entienda,

lo que se tiene que hacer.