La ciudad sigue su curso
mientras yo aterido
sigo esperando un recurso
de esperanza en tu ausencia.
No sé cómo explicar un dolor
tan profundo, sentido en la
causa de un amor prohibido.
Debo ser cauto pues las lágrimas
vertidas empañan mis ojos
hasta perder la vista
y no ver más allá de lo
sensato, que sería abandonar
esta tristeza por alguien
tan sincera que reconoce
su dolor pero no su solución.
Vivir de esta manera no es fácil,
mi mente frágil está ausente
en mil frentes buscando explicación
a una situación que, siendo franco,
no se la deseo a nadie.
Polonius