Llaves que abren el suelo
no escondo, solo llevo
una mirada y mi pesar,
como un peso en mi cuerpo.
No sonrio y no miento,
camino entre piedras,
entre mis sentimientos
que se rasgan con hiedras.
La luz de la luna y las velas
no iluminan las llanuras
que callan con su silencio,
solitarias y amordazadas
Es la cascada interminable
por el que cae mi tiempo,
las gotas me queman,
pero son frías como el hielo.
No es el agua ni las llamas,
las que ahogan mi mente,
los que queman mi alma,
ni las verdades que mienten.
Solo estoy yo viajando,
surcando el mar en mi barco
sin capitán ni timón,
en un océano, en un charco.