Presente tengo a mi abuelo
con el sombrero, elegante;
y en la mirada un semblante,
con denotado consuelo
hablando de aquel riachuelo
donde anduvo caminante
como músico y cantante
con su blanquecino pelo.
Y hoy recuerdo sus miradas,
su ternura y su paciencia
y también sus carcajadas
al chistar con su sapiencia
sus leyendas, sus pasadas...
¡Cómo añoro su presencia!
—
Hay recuerdos en maizales,
que sembraba en los inviernos.
Con su amor supo querernos,
lo recuerdo hoy a raudales.
Con los frutos naturales
ayudó él a crecernos
y también supo ponernos,
a cortar los matorrales.
Son treinta años que han pasado
desde el día de su muerte
pero el tiempo no ha logrado
que se borren de mi mente
los recuerdos que han quedado
aunque ya sus restos duermen.