Quién tenerte no quisiera,
como lo quisiera yo;
si en mis brazos te tuviera,
te daría yo mi amor.
Quién será la primavera
tan brillante como el sol,
que me lleve por la vera
donde canta el torogoz.
Y quién será, dime vida,
la que aplaque mi pesar;
quién será, quien honda herida,
limpie con su manantial,
el dolor que en mí se anida…
¡Y se ha vuelto eternidad!