Permíteme grabarte en mi memoria:
grácil, serena, loca, sin igual,
con la poma jugosa de tu historia,
con esa bonhomía natural.
Regálame la gracia de lo real.
¡Permíteme grabarte en mi memoria!
Mi pluma grita al cielo lo total,
desea ser lo blanco de tu gloria.
Deseo ser cronista como euforia,
Déjame que te ofrezca mi final.
¡Permíteme grabarte en mi memoria!
Deja que sea digno del portal…
¡De aquella serendipia espiritual!
El único motivo: “la victoria”.
Quiero grabarte siempre así, tal cual.
¡Permíteme grabarte en mi memoria!