Hoy la vi, aunque envejecida,
estaba dulce como siempre.
los años retrocedieron cuarenta,
cincuenta o tal vez más.
de un solo golpe,
para cuando éramos
el uno para el otro,
en épocas muy felices
donde a nuestro alrededor
todo exhumaba simpatía.
No fue una locura juvenil, apasionada,
fue una relación madura,
donde prevalecía
más el amor, que la pasión.
éramos amigos entrañables.
que terminó en amorosa relación
Fue conocernos en el aula
de una escuelita nocturna
y sentir que una corriente de simpatía
con su manto etéreo nos unía
un momento único, inexplicable
entendible, solo a la luz del amor,
sentimiento que hace fácil lo difícil.
Al verla, agradable como siempre,
la saludé con cortesía.
en sus labios se dibujó una sonrisa,
no estaba sola, y comprendí
que ir más allá, no correspondía
lo nuestro, se fue un día,
una historia como tantas
que merece estar dormida
en la cama del corazón
para ser despertada
cuando nos falte alegría-