De sol y de luna su imagen se viste
con una prestancia de blanca gardenia;
su voz es arrullo de dulce sirena
que tiene de un chelo su armónico timbre.
Seduce al momento su cuello de cisne
y suave acarician sus manos de seda;
dejando en el alma la mágica esencia
del roce sublime de un viento apacible.
Con una mirada radiante de estrella
un rayo celeste sus ojos despiden;
y tienen sus labios la miel que me enerva
y deja soñando de amor su convite;
¡que puede ofrecerme la gloria suprema
que porta su estampa de célica estirpe!
Autor: Aníbal Rodríguez.