No importa bella dama,
que otro necio suspire,
y tus luceros admire;
tú mirada a mi reclama.
Reclama como un imán
atrayendo mi sonrisa;
se conjugan a toda prisa
no nos podemos separar.
Hechos del gran alfarero
un enigma son tus ojos
convertidos en luceros.
Ojos vívidos como mares
coloridos como estuario
mi oxígeno necesario.