Caminaré despacio sin maltratar la arena
con la carga pesada de mis verdades
devorando el silencio de un mar de ensueños
donde las horas fallecen con el viento en mi rostro
con el consentimiento de abrir las alas
y volar hacia la esperanza
Alguien esperará sobre la espuma dormida
desmenuzando en pedazos el sol
sonrojando los labios para besar las promesas
de palabras breves que ahogan el miedo
invitando a la gaviota a anidar en el alma
a perforar la neblina y descubrir los secretos
Caminaré sin prisa, abriré los ojos,
tendré atento el oído.
Me detendré junto al río,
acariciaré mi piel con su integridad.
Aceptaré la invitación de las aves,
a soñar mirando el paisaje.
Tomaré la mano de mi amada,
y seremos roca humedecida,
por la virtud de nuestro hijo.
Respiraremos con los pulmones henchidos de libertad,
y reunidos junto al fuego, daremos gracias,
y al amanecer, nos amaremos de nuevo.