José Luis Barrientos León

El descanso esperado

 

Caminaré despacio sin maltratar la arena

con la carga pesada de mis verdades

devorando el silencio de un mar de ensueños

donde las horas fallecen con el viento en mi rostro

con el consentimiento de abrir las alas

y volar hacia la esperanza

 

Alguien esperará sobre la espuma dormida

desmenuzando en pedazos el sol

sonrojando los labios para besar las promesas

de palabras breves que ahogan el miedo

invitando a la gaviota a anidar en el alma

a perforar la neblina y descubrir los secretos

 

Caminaré sin prisa, abriré los ojos,

tendré atento el oído.

 

Me detendré junto al río,

acariciaré mi piel con su integridad.

 

Aceptaré la invitación de las aves,

a soñar mirando el paisaje.

 

Tomaré la mano de mi amada,

y seremos roca humedecida,

por la virtud de nuestro hijo.

 

Respiraremos con los pulmones henchidos de libertad,

y reunidos junto al fuego, daremos gracias,

y al amanecer, nos amaremos de nuevo.