Esperar esperando
Sabes que soy un río y tú ese mar que busco;
ensanchando en el cauce de mi rauda corriente,
un amor terco y hosco, un amor dulce y brusco,
que rebusca en la nada, su locura consciente.
Estoy loco y me aferro a pensar que no es cierto,
que los actos absurdos de mis versos sin fecha,
quieren ir pregonando que está vivo este muerto,
que mi recta es la curva y mi izquierda, derecha.
Pero sigo insistiendo que está intacto el recuerdo
del calor de tus brazos y el sabor de tus labios,
que pensando en tus besos, yo solito me muerdo,
y al sentir que me agredes, enaltezco tu agravio.
Así es que disimulo que tu ausencia no me hace
ir a buscar en otras, lo que se que no existe
y regreso en la tarde o en la noche que nace,
a buscarte en las sombras y sabiéndome triste.
Pero así están las cosas que suceden a diario,
tú ya tienes tu vida, yo la mía he perdido,
puede ser un infierno, es posible un calvario
y aquí espero obtener en mi muerte, el olvido.