Un acorde de guitarra encierra
mi canto de amor en la alborada.
Una luz y un lucero
me invita a encender la llamarada
aquella que alumbra la pasión
cuando mi corazón la hace canción.
Mujer encantadora de mis sueños
el ocaso de la tarde espera
tu más cálida presencia
para entregarte la vida que me queda.
Eres tú el lucero quien dará luz a mi vida,
que alumbrará mi sendero triste,
cuando llegue la brisa nocturnal.
A mi soledad no temo
porque tu recuerdo está conmigo.
¿Por qué esperar más tiempo
si sabes lo mucho que te quiero?
No tardes en venir . . .
¡Aquí te espero!