Volé en los días más soleados,
no conocía el cansancio,
todos admiraban mi vuelo,
siempre extendían sus brazos.
Volé cruzando miles de valles,
mi día solo era alegría,
todo lo que yo vivía
lo guardaba en mi corazón.
El sol se fue ocultando,
no sentía ya su calor,
las hojas estaban tristes,
ya no tenían color.
El frío congelaba mis alas,
me ví presa de mi libertad,
un escondite era lo que buscaba
para poder al fin hibernar.
Pero una mano sin alma
me comenzó a corretear,
ya fuerzas no me quedaban,
muy pronto me deje atrapar.
El con un alfiler me quemaba,
hizo mi corazón sangrar,
me puso en una cuadro frío,
quiso mis recuerdos borrar.
Hoy miro otro mundo,
ya no vuelo en libertad,
a veces él se me acerca
y enseña su frivolidad.
¡Pobre mariposa linda...!
en un cuadro siempre está
y aunque ya no vuelo
yo amo mi libertad.
YOLANDA BARRY.