Nunca hemos sido lo correcto y menos lo perfecto,
siempre en el fondo hemos tenido miedo al fracasó,
no tuvimos suerte, lo cual nos marco , al principio,
eso nos ha llevado a evitar el ruido y a la pléyade del silencio.
Tenemos pánico a hacer algo extraordinario,
nos refugiamos, en lo mecánico, en lo diario, en lo ordinario,
ante lo injusto, nos volvimos permeables y con un fondo insensible e indoloro,
por suerte al menos no tenemos muertos en nuestro fuero interno.
Paradójicamente la inteligencia artificial, los robots son nuestro amigo,
porque somos tétricos y funestos, llenos de inseguridades en nuestro ejercicio,
eso sí somos veteranos soldados, y somos buenos en lo repetitivo,
y hemos creado una conciencia del trabajo adecuado, profesional y correcto.
La pléyade del silencio, la heráldica del sacrificio,
el tratar en tu medianía de hacer lo correcto,
el saber, el integrar a veces que eres en el frente un soldado,
solo, un número, que sirve para alguno para un ascenso.
Pero..a pesar de todo no dejar de ser humano,
ayudar cuando se pueda al compañero,
no reforzar nunca la cultura de la competencia y del odio,
aceptar que lo justo es inocuo e improbable en su propio estudio.🤔