jvnavarro

LOS REYES DEL MAMBO

 

Hay días

en que el mar nos anega,

y otros 

en que nosotros

 lo anegamos.

 

Uno, el mar,

nos anega de agua

y los otros,

nosotros, 

lo hacemos de abrazos.

 

Los dos juntos

somos 

el uno del otro,

una especie de enamorados,

condenados a querernos

y llegado el caso

a odiarnos,

si es que el amor

se convierte 

en un rotundo fracaso.

 

Hoy he visto al mar cercano,

casi a mis pies llorando,

pues le estaban robando

la arena de la playa,

donde las olas

el sol tomando

pasan resoplando

 largos ratos.

 

Me dice el mar,

en medio de un rugido 

de espanto,

que lo están colmatando

de plásticos,

condones usados,

tetra brik

y todo tipo de trastos

y de otros materiales

en sus aguas

a la deriva flotando.

 

He visto al mar decadente,

ya no hay quien le cante

ni odas ni salmos,

solo los pescadores se atreven

a desafiarlo,

entre continuos orgasmos

de las criaturas marinas,

al confundir las artes de pesca 

con tiernos flechazos.

 

Este mar que mis ojos contemplan

con un cierto cansancio,

es el que sin hacer caso,

se deja fotografiar,

para vivir sus mejores años,

sobre una cómoda,

bien enmarcado,

junto a una pareja 

de enamorados,

que se miran de reojo,

mientras al lado

ruge de miedo el mar,

pues sabe que cada minuto 

que va pasando

su muerte es algo

que está más cercano.

 

¡Oh mar del poeta,

su verso más estimado,

fiero y amable,

en tu seno

allí 

abajo,

viven las especies marinas

de las cuales nos nutrimos

los humanos,

por el solo hecho de creernos

 los Reyes del Mambo!