Oh, mi María
Eres tan bella,
¡que todo te daría!
Con esa hermosa cabellera
el pelo te trenzaría
Brillas tantísimo,
que desde otro país te vería.
Con esa hermosa personalidad,
¡horas y horas tus palabras escucharía!
Pues con ninguna mi tiempo pasaría,
ni de ti jamás me separaría.
Pues igual que tú, María
No hay ninguna parecida.