Como se olvidan los disparos
de un arma que no acierta nunca,
con premeditación y alevosía,
sin pretextos.
Voy a olvidarte dos veces
si consigo no recordar tu sabor al menos
cien veces al día,
y cada minuto aún más,
como se recuerda un abrazo
desde el borde mismo
del infierno.
Voy a olvidarte dos veces.
La primera hará volar
cualquier recuerdo
por los aires
y llenara de metralla
un corazón que desconozco.
Y la segunda,
la segunda quedará
para el recuerdo.