(Soneto asonante con estranbote)
Y me perdí, pero quién no se pierde
cuando se alumbra un camino, que inhóspito,
yergue misterios celestes, propósitos
que el vagabundo ya hambriento desee.
Sí, me perdí, como el bicho de Dios,
como polilla buscando una luz,
en los anhelos del punto ya azul,
en el paréntesis negro que abrió
mi laberinto, mi jaula, mi mundo.
(Brama a la luz, al deseo de un vuelo,
grita a la hembra y estrella del día…
Lo que mi boca se guarda en lo oculto.).
Sí, me perdí en los tantos reniegos
de los paréntesis, puntos que trinan.
Pero, ¿quién no se pierde?
Mora en mi espalda dantesca un ala
que decrepita a la vid del samsara.