~ * ~Sinopsis:
~ * ~El mundo quema como hoguera cuando Llama cree en ser el fuego de esa hoguera cuando cada vez que ama desesperadamente a Ignacio de la Roca en las caballerizas en el establo de caballos…siempre sucede algo y se quema algo…
Llama es una joven divertida, exotérica, introvertida, pero, muy real. Llama es divertida cuando es tan alegre su vida y su juventud, es exotérica, es una mujer culta, pero, también es vulgar cuando se enfrenta a la vida como lo puede lograr e introvertida porque ama en permanecer y estar a solas con la naturaleza que le brinda paz y tranquilidad en el alma. Llama es una llama encendida, es como el fuego que arde sin tiempo ni mucho menos con más pasión en el alma, cuando arde el calor dentro de ella. Llama es como la voz a grito a voces, es un grito que comienza desde que el deseo se convierte en un deliberado trance, cuando en el alma nació como en el alma ese grito a voces deliberando al alma de un sólo cometido en caer sobre las caballerizas de establos de caballos cuando el alma de Llama comienza a crecer como la llama en la misma hoguera por donde va pasando hacia el mismo instinto aflorando en la manera de entrever la razón perdida. Cuando Llama quedó como un capricho exótico y con un sólo beso mágico despertó la fiera salvaje que existe en la exotérica juventud de Llama. Y Llama como se llama una joven llena de ilusiones, de riquezas naturales, y de nubes de un cielo del color azul celeste. Cuando Llama quiso desnudar la alborada de un crepúsculo lleno del sol clandestino, pero, como la aventura de ser como el capricho más exótico en toda una vida clara y muy certera. Cuando en el alma y la luz está más interceptando a la llama que se llama Llama como la llama de una hoguera perdida de un sólo ocaso en que se pierde el sol. Cuando en el alma de Llama llamó en ser el sol quemando a todo mundo por una hoguera casi imperceptible, incandescente, indeleble, y casi inmortal dejando una estela de rayos de sol por el mismo camino que comenzó a amar Llama como la llama de una hoguera encendida y que no apaga el dolor. Y Llama sólo en la aventura de ser una joven exotérica, casi vulgar para unos y para otros no, es una niña introvertida cuando sólo desea converger con la naturaleza y sentir ese sol en cada piel, en cada parte del cuerpo, cuando en el deseo y en el tiempo se cuece su alma de un sol clandestino y sosegado observando que el tiempo no expira ni caduca cuando el sol gira alrededor del mundo quemando con sus rayos de luz a todo mundo bronceando en la misma piel, y a Llama le agrada eso, ella es tan vivaracha y feliz que le agrada la luz como los rayos del sol en la vida como es ser la llama y como ella se llama Llama, ser la llama de esa hoguera perdida y encendida. Cuando arde el tiempo en querer demostrar amar es cuando a Llama le interesa amar. Llama tiene un novio llamado Ignacio de la Roca. Ignacio de la Roca es un joven caprichoso, vulgar, sin clase alguna, y un joven que no desea nada para el bien de nada ni nadie. Cuando en el alma de ese joven sin clase quedó como un transeúnte pasajero en la vida de Llama, pero, cada vez que se aman detrás de la mansión y siempre entre las caballerizas de establos de los caballos siempre sucede un mal, o sea, el mundo de Llama se quema. Llama ama solamente a Ignacio de la Roca como su único amor dejando entrever encrucijadamente que lo ama incondicionalmente porque cada vez que lo ama siente en su cuerpo estremecer como una campana y un dolor en subrepticio calor. Es el día lunes cuando se miran a los ojos Ignacio de la Roca y Llama cuando llama en ser como la eterna llama que enciende en la hoguera como el amor verdadero entre Ignacio de la Roca y Llama. Es lunes y la sirvienta María cocina un suculento gourmet para la familia y en la mansión arde la llama porque Llama como llama quema al mundo con su calor en piel y con el cálido amor en el corazón se está amando con Ignacio de la Roca en las caballerizas de establo de caballos. Llama como llama en la hoguera enciende el calor en el cuerpo de Ignacio de la Roca con besos y caricias en subrepticio lugar amando con pasiones a Ignacio de la Roca. La sirvienta María cocinando un suculento gourmet se quema las manos con el fuego en el fogón cocinando una pechuga en salsa a la milanesa. Las manos de María quedan de color rojo como un tomate cuando enciende el fuego en el fogón y Llama amándose en el establo de caballos detrás de la mansión entre las caballerizas. La vida de Llama queda amando totalmente a Ignacio de la Roca y cree en ese amor cuando en el tiempo y más en el crepúsculo deseando el sol nacer entre la alborada y los arbustos se cuece el tiempo de una espera a que Llama llegue en saber lo que ella hace como la llama en pleno fuego y en la fogata cuando quema casi todo un pueblo. La vida de Llama como la llama en la fogata quedó petrificada amando a Ignacio de la Roca y queriendo entregar cuerpo y alma, vida y corazón, pero, el mundo es más importante que dos seres amándose como dos cosas cualesquiera. La vida de Llama llama como la llama entre el cerillo y el fuego encendido queriendo al mundo quemar. La vida quiso destruir a todo mundo con tan solo en que Llama se ama bajo los escombros y escollos en las caballerizas en el establo de caballos detrás de la mansión. La introvertida y exotérica Llama ama en ser como la mujer más fiera y tan salvaje como el amor y la pasión es, es una mujer introvertida cuando tiene paz y tranquilidad natural y exotérica cuando es fiera como salvaje en el amor. Llama como llama en la fogata no se da cuenta que quema al mundo poco a poco con tan sólo amar en las caballerizas en el establo de caballos a Ignacio de la Roca. Llama como llama en la hoguera enciende el calor y la pasión en el cuerpo desnudando sentidos y sentimientos queriendo amarrar al tiempo y detener en el ocaso a todo sol que con sus rayos de luz va quemando todo mundo. Llama como llama en la hoguera enciende su cuerpo de calor, de cálido sol y de un fuego penetrante en la piel sudando sudores extraños de perecer entre los brazos de Ignacio de la Roca. Ignacio de la Roca, un exotérico vulgar, jovenzuelo, mozalbete y un perspicuo lacerado joven se dedica en recoger recolectas de la vendimia de uvas cerca de la mansión. La vida de Ignacio de la Roca es atraída, marcada, intransigente y debidamente como todo sol dejando que esos rayos de luz atraviesan a su propia vida, vivir y existir, sí, Llama como la llama que va dejando en Ignacio de la Roca. Porque en el alma de Llama arde como ardientemente la pasión y en el corazón dejando una estela automatizada de un seguro espanto cuando arde como la llama en la fogata y sólo Llama es la llama en el cuerpo ardiente y llena de pasión en el cuerpo de Ignacio de la Roca. Cuando en el alma de Llama como el recelo de la vida y de la buena existencia cuando arde la pasión en el cuerpo de la llama como un fuego incandescente, intransigente y debidamente alterado como un fuego clandestino y voraz en que sólo el viento hace juego con la llama de ese calor en la hoguera dejando una llama desertora en el alma de Ignacio de la Roca. Y, a Ignacio de la Roca le gusta mucho que lo amen así cuando se petrifica en su alma la llama que llama de Llama cuando arde la pasión con vehemencia carnal en el cuerpo. Si cada vez que Ignacio de la Roca y Llama se aman sucede u ocurre algo trascendental y siempre tiene que ver con el fuego voraz, atroz, clandestino e incierto que corre en ser como una sola llama en derredor. Llama como llama en la hoguera quedó petrificada en la espera en volver a amar a Ignacio de la Roca entre las caballerizas dejando la pasión como burbuja o como espuma en una orilla del mar como la pasión más efervescente como esa vorágine de amor entre Ignacio de la Roca y Llama.
Es otro día y detrás de la mansión se ama indeleblemente con pasión, con ardiente llama que ocurre un desenlace fatal cuando se quema la cocina de la mansión. Llama como llama en la hoguera o en el fogón no calma en derredor la sola situación en amar vehementemente a Ignacio de la Roca cuando Llama llama en ser todo fuego descendente y ocurre un destino trascendente cuando el suceso fue quemar a la cocina por haber amado con vehemencia pasional. Llama ni nadie se percata que ocurren los sucesos por haber amado Llama en subrepticio lugar y a escondidas. Nadie siente la llama que Llama siente por su cuerpo dejando inerte al cuerpo, al alma y a la piel cuando ama a Ignacio de la Roca. Llama como la llama en la hoguera está sin sentir desde que petrificó la vida en el alma con un infortunio en haber amado y haber hecho todo fuego en la mansión por amar nada más con pasión, vehemencia y amor subrepticio entre las caballerizas en el establo de caballos. Llama enciende las caballerizas del establo con la pasión ardiente que de ella emana cuando sólo desea amar a Ignacio de la Roca y éste también la desea amar, pero, Llama sin percibir que el mundo quema a la mansión. El mundo quema como llama en la hoguera ardiente, pasional, vehemente, con dolor y con intrépido porvenir de un amor que quema a la mansión. La vida de Llama como se llama, como ama es todo el sol quemando a todo mundo cuando Llama como la llama de la hoguera ama a Ignacio de la Roca. En ese mismo día cuando se quema la cocina cuando la sirvienta María prepara el desayuno para las personas en la mansión se siente Llama como llama perdida entre ese fuego del fogón donde María trató de extinguir con un paño, pero, ni aún así logró disipar llamas. Llama como el sol encendido dejando rayos de luz entre el mundo y el bronceado de las personas siente y percibe que el deseo se convierte en un extraño mundo cuando el sol penetra como llama encendida que Llama realiza con la pasión vehemente por amar a Ignacio de la Roca. Ignacio de la Roca ama inverosímilmente a Llama como una llama incandescente, fugaz, como un tormento impetuoso y como todo un sol al mundo inerte, al mundo quemado y al mundo carbonatado.
Y Llama como la llama más incandescente y más fugaz de todos los tiempos quedó petrificada la espera inesperada de un amor como ninguno otro. Y Llama como la llama de la cocina de aquel día en verano cuando se amó vehemente entre las caballerizas de un establo de caballos, quedó inconsecuente y con un sólo dolor malherido cuando la llama corrió como todo dolor en el alma de una sola verdad casi impoluta cuando en el alma de Llama quedó con la luz penetrante, incandescente, fugaz como la luz de la estrella, y como una sola verdad inocua, en que el alma quedó como un destino frío insistente en poder creer en el alma desierta derrumbando el cometido en sentir el calor en la misma piel que amó desnudamente y apasionadamente entre las caballerizas del establo de caballos destruyendo la verdad cruel de una piel en un sólo bronceado. Cuando en el alma de Llama se siente fría como las cenizas en esa cocina por donde corrió el fuego clandestino, y la lluvia en derredor empapando y mojando a esas cenizas grises por donde quedó ese fuego único que se disipó cuando Llama se amó con vehemencia pasional cuando entre las caballerizas del establo de caballos se aman como fuego y ceniza dejando el cálido amor en deserción. Si Llama en el alma quiso ser como el juego de las cartas del azar, escoger vivir o morir en cada redención de ese fuego clandestino que no se disipó entre el alma y el amor de Llama como llama en la hoguera dejando cenizas heladas por donde quiera. El alma de Llama quedó en el embate de creer en el sosiego constante en dar una sola señal de un fuego entre la cocina de la sirvienta María cuando en el suburbio del solo corazón en el alma de Llama se debate una ira en el corazón y en el hálito frío de un cometido de álgido porvenir es la gran posibilidad de creer en el alma llena de un fuego clandestino. Y creyendo en el alma fría llena de pavor, horror y temor agonizante y angustioso se ve Llama como la llama de una hoguera encendida cuando comenzó a atar cabos como dejando rienda suelta que ese fuego fue exactamente cuando se amó con Ignacio de la Roca a la misma hora exacta y sin más ni menos tiempo. Aunque Llama nunca percibe el problema ni la solución del dilema del fuego que emana cuando Llama se ama como llama en el mismo fuego en la piel amando a Ignacio de la Roca. Ignacio de la Roca, sin apenas, sospechar también se cuece el alma de un fuego voraz por el amor penetrante, pasional, con vehemencia de Llama. Llama como la llama que ama perdida se fue de rumbo incierto, sin dirección fija ni ocasos en la tarde cuando se petrifica la espera inesperada en creer que el tiempo no caduca ni expira en la vida de Llama ni de Ignacio de la Roca. Llama como la fuerza en el alma corre en ser como la era perdida, como el tiempo sin horas, como el cielo sin nubes, como la pasión sin medida dejando una estela en la razón en el tiempo y en la vida. Llama como la fuerza quedó con un latir fuerte, pasional, derrumbando todo cometido en caer rendida ante el amor de Ignacio de la Roca. La vida fue casual, pasional, real, leal y muy verdadera cuando en el alma de Llama como el mundo quema destronando y destruyendo la vida, la certeza y la virtud. Llama como fuego en la fogata y la leña se enaltece su honra disipando cuando desea convenir una forma, una manera, como la vez aquella en que amó desesperadamente a Ignacio de la Roca dejando quemar a las manos de la sirvienta María. Y, en total fracaso sucedió lo que sucedió quemar con el fuego del ardiente de su cuerpo por amar con vehemencia a Ignacio de la Roca. Si Llama quedó como la llama perdida, pero, encendida, prendida, enfocada, herida y sin saber de la pura verdad de lo que hace Llama por amar a Ignacio de la Roca entre las caballerizas en el establo de caballos.
Llama no logró desenredar una incógnita, un sortilegio o un jeroglífico de su propia vida y existencia cuando en el camino se llena de una sorpresa vivida, de un existir petrificante y de un cometido en caer rendida ante tanta verdad de que con el fuego de su cuerpo y con la llama encendida por amar a Ignacio de la Roca se estremece por amar a ése amor que sí le corresponde recíprocamente. La existencia de Llama en la vida quedó debidamente marcada como el fuego clandestino, incandescente y delirante de amar con vehemencia hacia el mismo momento en que ocurren los hechos. La vida corre como corre velozmente un semental cuando la esencia perdura como dura una mentira, pero, esta vez todo es verdad. Llama como llama incandescente se torna desesperada como esa llama que al mundo quema cuando ama vehementemente a Ignacio de la Roca. La presencia de la existencia de una llama en Llama se hace viral en la pasión, en la vehemencia, en lo ardiente en subrepticio lugar queriendo amarrar a esa llama que la mata, que la llama y con que ella ama a Ignacio de la Roca a un tiempo que no termina, que no finiquita, no es clandestino sino un tiempo lleno de amor. La experiencia de Llama como la llama perdida que ama y que insiste en amar se cuece el alma de una verdad efímera, pero, impoluta como la verdad al mundo quema. El mundo quema como la leña en la hoguera dejando cenizas frizadas y tiritando de frío queda la vida de Llama y, todo porque la llama que llama en ser como Llama quedó petrificada en la única espera de caer rendida ante tanta verdad. Llama como llama perdida y como una gran mujer de la vida no tiene problemas con nadie, pero, el único problema que posee Llama como la llama más encendida de todos los tiempos es que cuando ama se ve reflejado en el cuerpo y más en el desenlace de un tiempo, se torna exasperada la forma de ir y venir lejos de las caballerizas en el establo para los caballos. La vida exaspera y el amor es pasional, y tan exotérica e introvertida la joven llamada Llama si es como la llama de la hoguera encendida que aún mata y que quema como al mundo quema. El mundo quema como arde la fogata en el alma de Llama como llama encendida que aflora el amor y la pasión desnuda de creer en el alma una sola verdad consciente. Llama como la llama más prendida de la hoguera sigue y continúa amando a Ignacio de la Roca como un verdadero capricho de la existencia y de la llama aún quemando como hoguera encendida. Cuando en el embate de creer en el alma ciega de Llama corre en ser como la llama encendida, pero, en el embate es un fuego pasional que la ciega como la eternidad efímera. Y Llama sin poder creer que en el alma juega una voluntad fría dentro de la conmísera mala atracción en poder sentir la fuerza extrasensorial de una sola pasión fuerte como el amor en el mismo corazón. Cuando entre las caballerizas en el establo de los caballos se halla Llama con Ignacio de la Roca amándose apasionadamente, deliberando en el alma una eterna luz, y una sola verdad fría, en que el alma es la luz que deleita y es tan diferente y delirante como la llama que enciende en el alma de Llama. Si Llama como la llama encendida se siente como la fuerza en la luz en que se ama más como el viento indeleble como la fuerza en llama aflorando a la vida como la vez aquella en que se siente como la llama en fuerzas y en el tiempo una sola alma. Porque cuando Llama ama como la llama encendida dando fuerza y voluntad al amor vivo en poder creer en el imperio sosegado es de una luz sobre una luz. Cuando en el alma de Llama se siente como el ir y venir lejos de la verdad se aterró a la vida y a la mirada llena de pasión como la única verdad de que comienza a ver y a sentir el amor en el corazón y la sirvienta María que está lavando ropa quema la lavadora y hace un incendio máximo y nadie sabe de la cruda verdad qué sucede con todos los incendios en la mansión. Cuando en el alma de Llama se convierte como la luz en fuego clandestino y voraz como el comienzo de la existencia marcando un recelo de la vida se torna exasperante como inocuo como la presencia autónoma en dar y poseer una sola razón cuando la pasión se enciende como llama desorbitada en el juego pasional entre Ignacio de la Roca y Llama. La relación entre Ignacio de la Roca y Llama se formó incandescente, pasional, y extra pasional. La emoción que posee la joven llamada Llama cuando ama con vehemencia carnal a Ignacio de la Roca es tan exotérica e introvertida a la misma vez, ama y quiere a Ignacio de la Roca como un hombre marcando trayecto y trayectoria firme en el alma pasional y en poder amar lo que más le conviene a Llama en el amor de Ignacio de la Roca. La vida de Llama e Ignacio de la Roca entre los celos de la verdad se cuece el alma de vida y de amores adyacentes que toman un rumbo cierto y una sola dirección fija. Porque cuando en el alma de Llama se aferró al frío nefasto en querer atemorizar lo inesperado en forjar y forzar al amor como una pasión indeleble que van formando con el alma llena de una luz efímera. Cuando en el trance de la verdad más forzosa de un sólo y cruel espanto se vio Llama como la llama más incandescente y fugaz como se puede observar desde lo más alto de una cúpula. Y era Llama como la llama más fugaz y clandestina que se puede tornar segura, pasional y con vehemencia carnal, amando hacia el más de los bellos hombres a Ignacio de la Roca. Y era trascendental e impasible como un tornado en medio de la tempestad o como un relámpago lleno de iras clandestinas e impasible sueño. Cuando en el deleite y en el sueño pertinaz se debe a que el número intransigente de querer amar y otorgar amor en la llama pasional del seno de un amor ésa era Llama como la llama más fructífera de todos los tiempos. Y marcando una llave del amor y del corazón abierto se tornó exasperadamente inocuo y marcando trayecto efímero se vio forzada en amar desnuda a Ignacio de la Roca como tantas veces anteriores. Y en el juego del amor, se vio mortífera y llena de un sólo espanto inseguro cuando se vio letal y llena de un pavor incoloro, pero, tan real como la pureza de la ansiedad. Y era Llama como la llama inmortal que crece desde lo más alto de un todo abriendo brechas incoloras y demostrando que sí se puede obtener el calor y el frío venir lejos del tormento de un vía crucis lleno de la misma pasión de un sólo amor en el corazón. Cuando en el embate de dar una conmísera atracción fría e inestable se vio Llama formando un arcoiris trascendental y tan privativo como lo era amar a consecuencia de la única verdad que se halla buscando la fuerza y la forma más indecorosa forma de amar sobre las caballerizas de establos de caballos. Llama en el embate en dar la forma más caprichosa de un sentido y de un sentimiento se torna exasperante como la vil forma de atraer a su corazón la fuerza débil en amar a Ignacio de la Roca. Y la vez aquella en que la sirvienta María se quemó las manos y que la cocina se había quemado a consecuencia de un vil del acto de Llama por haberse amado con subrepticio amor entre las caballerizas de establo de los caballos detrás de la mansión de sus padres. Nunca sus padres saben de la verdad impoluta cuando en el juego del amor cree que es totalmente una joven de estudios. Y no, no era así, si Llama sólo se siente como una mariposa y poder volar lejos de la mansión queriendo amar lejos de la impoluta verdad. Y queriendo derribar todo secreto de amor entre Ignacio de la Roca y Llama como la llama más fugaz, incandescente, y clandestina en que se pueda amar quedó Llama como esa llama encendida en la misma hoguera. Llama como la llama pasajera que en el altercado enfrió el alma, pero, jamás la pasión ni en el juego del amor la llama quedó prohibida en que siente el capricho exótico de amar bajo el nombre del amor. Y más como una verdad impoluta dentro del comienzo de creer en el juego del alma ficticia y desnudando al alma quedó Llama como toda llama de un cielo donde se cuece el alma llena de virtud y de un sólo comienzo innato. El alma de Llama se cuece de un fuego voraz como en su propio instinto y se cuece de un sólo tiempo en que el sueño se hace más real que la verdad impoluta. Y Llama como la llama más efímera, pero, penetrante en el alma muerta de un sólo espanto cuando ocurre el delirio y el mal instinto y tan distinto como la pureza de un sólo cometido en poder creer que Llama la llama es como el tiempo perdido cuando ocurren los malos sucesos de que el mundo quema como quema una llama en la misma hoguera. Y por donde se pasea el buen amor se paseó Llama como llama de una sola pasión llamando el amor en el mismo corazón. Y, Llama se fue de rumba sin una dirección específica en el mismo amor en que se torna exasperadamente e inocuamente sólo amando con una locura y con una tortura exotérica, pero, introvertida como ofreciendo una sola señal de la pasión inalterada en que sólo siente desde su eterna alma. Llama como llama en ese día de verano ama incondicionalmente a Ignacio de la Roca como la llama más indeleble, más incandescente y más fugaz y como fuego devorador el mundo quema como llama encendida en el cuerpo de Llama y de Ignacio de la Roca por amar. Llama en el camino, se siente como se percibe una forma, un deleite, un delirio tan delirante como poder ser la forma más real y más invicta de dar y ofrecer amor en el corazón. La vida de Llama como se llama ella se deleita en ser la frialdad viva con la esperanza cálida en la piel y en el cuerpo dejando una crueldad sin estallar como bomba en altercado cálido demostrando que se puede tanto amar como desamar, pero, era tanto el amor que la llama llama en ser como toda llama del fuego clandestino. Llama como hoguera indeleble quemó las manos de la sirvienta María, calcinó la cocina y lo más reciente quemó la lavadora y todo porque se amó apasionadamente entre las caballerizas en el establo de los caballos dejando una estela de ese fuego encendido en el mismo cuerpo deleitando, destilando y despilfarrando amor a tutiplén. Llama quema al mundo y al mundo quema cuando ama incontroladamente, exotéricamente e introvertidamente como Llama es en el mundo actual. La vida de Llama como la llama perdida en que se concibe la idea de saber que el mundo quema Llama con tan sólo amar a Ignacio de la Roca e interrumpiendo y quemando cada vez que ama perdidamente y con locura entre las caballerizas en el establo de caballos cuando siente que el amor lo es todo. Llama como la hoguera encendida ama desesperadamente, exotéricamente e introvertidamente como un amor fiero y salvaje, pero, es un amor desde el interior que crece como rosa en el jardín del mismo corazón. La vida de Llama como llama en la cálida hoguera donde se cuece la leña al fuego cree que el tiempo es imperceptible como el momento en que más se ama con Ignacio de la Roca. Mientras que la vida pasa se cuece el alma en un fogón como pasión ardiente que siente Llama en su propio ser.
En Llama es otro día de verano cuando el alma dicta amar con locura, con tortura, con aventura y con un solo amor y ese era el amor de Llama como llama encendida que no apaga en el alma la luz fugaz de un tormento en el alma de Ignacio de la Roca. La vida corre como pasa el tiempo en la vida de Llama e Ignacio de la Roca y se ve atormentada y desencadenando la vida quiso tratar de volar lejos de la vida, de la pasión y de la vehemencia carnal en momentos subrepticios cuando el alma de Llama arde como la pasión, como el amor y como alma con luz fugaz. La vida de Llama asciende hacia un presente de un pasado penetrante cuando la vida afloró candor, amor, sentimiento y libertad liberando al cuerpo, al alma y a la luz condescendiente cuando se debate liberar el alma de una luz fugaz como ocasionar el fuego voraz y feroz que quema el mundo, el mundo de Llama. Llama como la llama más perfecta de la hoguera, se siente como la fuerza espeluznante en dar una sola conclusión con sabiduría o una solución innata de creer en el alma muerta de un seguro espanto. Llama siente al alma como la llama más impetuosa de todos los tiempos y en poder salir del abismo caliente cuando en el alma más impetuosa se da como el cálido sol en el mismo cielo. Y, Llama llamando a su propia alma se debate en una sola espera cuando el tiempo intransigente no caduca ni expira en demostrar que el sol está en el cielo y que el frío jamás podrá desmoronar a sus rayos de luz. Y, así es Llama cuando los rayos de luz atormentan, pero, no perpetran un cometido en caer sobre el cuerpo o la piel desnudando la luz del alma como principio o final de todo amor pasional, vehemente y con besos en un lugar subrepticio como son las caballerizas en el establo de caballos. Llama como llama especial en la vida de Ignacio de la Roca se ve, se siente, se percibe como un dolor de cabezas y como una terrible y horrible pasión sin medida, sin amor y sin tiempo para amar, así quedó Llama con la llama encendida cuando la sirvienta María se percata de los movimientos de Llama entre las caballerizas en el establo de caballos. Llama se siente débil, sin pasión, inocua, desertora y sin amor alguno desde que la sirvienta María tiene conocimiento de las salidas subrepticias en el corazón de Llama como la llama encendida. La vida de Llama como llama penetrante entre las caricias y los deseos de amar de Llama se otorga como la llama más encendida, pasional y sin poder salir de la habitación por encomiendas de la sirvienta María se cuece el alma de Llama como candente en el fogón hirviendo un sopón, pero, sin lograr, aún, el cometido en volver a ver a Ignacio de la Roca. La vida de Llama como llama y ama a un dolor inerte, condescendiente, consecuente y débil del alma cuando Llama no obtiene el amor, la pasión, la vehemencia carnal ni el corazón poder amar a Ignacio de la Roca entre las caballerizas en el establo de caballos. Llama encerrada y sin salida busca la solución al problema descifrando que la única salida que tiene para ver a Ignacio de la Roca es la complicidad de la sirvienta María. La sirvienta María debe cosechar unas rosas en el jardín para acrecentar la belleza en la mansión y Llama como la llama encendida desea amar a Ignacio de la Roca, es la única salida que tiene Llama cuando la sirvienta María cosecha a esas rosas en el jardín de la mansión. Llama piensa en la salida caudalosamente cuando en el instante en que la sirvienta María cosecha las rosas en el jardín de la mansión y decide salir apresuradamente para poder ver y amar a Ignacio de la Roca en las caballerizas en el establo de caballos. La vida de Llama es como la llama encendida cuando decide correr hacia los brazos de Ignacio de la Roca sin percatarse de que la sirvienta María la deja resguardada con Pedro, el compañero sirviente de María en la mansión. Llama como llama perdida se siente inhibida, prohibida, dolorosa, atraída e inestable en el sólo amor de Ignacio de la Roca cuando en el altercado frío y friolero en querer amar a Ignacio de la Roca siente Llama a la llama perdida entre pasión, amor y corazón. Llama como llama que enciende el corazón amando como nunca se ve en la encrucijada de un espanto seguro cuando en el tiempo y en el ocaso el sol se marcha lejos dejando caer a la noche fría irrumpiendo en un sólo deseo pasional de amar a Ignacio de la Roca queriendo que la llama vuelva a encender como llama pasional y como amor eterno en el corazón. El juego de la vida y del amor siente Llama que le llama en ser una sola marioneta como poder jugar como títere en el amor, pero, aunque logra amar vehementemente se ve en la encrucijada en querer amar sin recelos de vida. Y, Llama como llama que ama a Ignacio de la Roca entre aquellas caballerizas en el establo de caballos donde por vez primera se amó en subrepticio lugar. Y, Llama como la llama perdida no logra irrumpir en el silencio que embarga a esas caballerizas donde se amó con locura dejando un momento penetrante en el alma con luz descendente cuando el fuego enciende entre las rosas de la sirvienta María. Y, la sirvienta María con sol directo dejó su lupa alrededor de ella haciendo que el sol penetrara hasta el fondo de aquellas rosas cosechadas cuando el sol hizo un fuego voraz quemando a todas las rosas en el jardín y esa vez la llama encendida de la pasión fue que Llama está amándose como nunca entre las caballerizas en el establo de caballos con Ignacio de la Roca. La vida y el tormento de una pasión casi indeleble e imborrable como el tiempo amando como nunca Llama a Ignacio de la Roca cuando en el altercado friolero se siente como una pasión ardiente que Llama enciende cuando ama verdaderamente e inconscientemente a Ignacio de la Roca. Esa vez, Ignacio de la Roca espera a Llama y Llama exotérica e introvertida se aferra a la pasión ardiente, vehemente, amando con locura y con tortura a la vida y a Ignacio de la Roca. Esa tarde que la sirvienta María siembra a las rosas en el jardín de la mansión se torna exasperada en el amor, con una pasión muy ardiente y ésta vez no fueron las manos de María ni la cocina de María ni la lavadora de María, fueron las rosas que queman como todo sol ardiente, fugaz, con rayos de luz penetrantes bajo la lupa de María en el jardín de la mansión. Y, fue el amor de Llama como la llama más prendida, más encendida y más imborrable del momento en que sólo quiso amar y ser amada como nunca antes. Las rosas en el jardín queman casi a todo el jardín menos a las caballerizas en el establo de caballos donde Llama ama con locura a Ignacio de la Roca. Llama como se llama ella, sólo ama con sensaciones inocentes de locura juvenil y de pasiones clandestinos a Ignacio de la Roca cuando se aman con vehemencia carnal entre aquellos caballos que encierran el temor en ser montados. La vida de Llama como llama perdida entre la hoguera de un sol incandescente que atraviesa su plenitud desafiando al sol penetrante desde los ojos de Llama amando solamente a Ignacio de la Roca. Llama sin percibir ni lograr descifrar el cometido ni los sortilegios ni jeroglíficos ni la incógnita que debe descifrar por la pasión ardiente de cometer una lujuria, una libidinosidad y una pasión subrepticia cuando en el momento no se pierde lo transigente en amar a Ignacio de la Roca. Y, allí entre las caballerizas en el establo de caballos se halla Llama como la llama encendida amando como nunca a un hombre exotérico y pasional desnudando el alma para amar a Llama como la fuerza en creer que la fuerza llega desde el corazón. Ignacio de la Roca amó incondicionalmente a Llama de la llama encendida cuando perpetró el peor amor en el corazón y fue amar en subrepticio dolor a Llama. Y, Llama con la locura pasional de la juventud se miró en su propio espejo y observó una imagen, un fuego devorador, un sol impetuoso y fue el amor entre el corazón y su alma. Llama como llama a ser la fuerza en el alma, la esperanza viva y como el fuego devorador comenzando a derribar la vida, la espera y la insistencia en sobrevivir un amor en el solo corazón queriendo destruir con el alma, con la luz a todo fuego que sale de ella, pero, Llama solamente se ve en el espejo quemando imagen, alma, corazón como aquellas veces en que amó con dolor, con pasión vehemente y con calor subrepticio. Llama como llama fosforescente entre calor y pasión, vida y corazón, latir y alma con luz se ve en la encrucijada de un alma quemada como el fuego devorador de todo un sol que la persigue, que la atosiga y que la quiere dejar herida en el amor a cuestas de la pasión vehemente cuando solamente Llama como la llama encendida quiere y ama en realidad a Ignacio de la Roca. Llama como llama encendida se torna insegura, pero, con amor candente y en subrepticia pasión se ama con calor y cálido sol dejando que el sol penetre hasta el fondo de su propia alma fugaz, tormentosa, impetuosa y claramente amada por Ignacio de la Roca. Llama se mira en el espejo queriendo derribar toda desilusión de un amor que quizás sea pasajero y no duradero cuando se atemoriza la manera y la forma de creer en el alma queriendo derribar toda forma de amar. Llama se observa en el espejo queriendo ver el fuego que no ve cuando perpetra lo peor y es ver a su propia imagen como un alma fugaz, apasionado, vehemente, cálida y toda llena de sol. La esencia de Llama quemando todo alrededor como llama perdida entre la cocina, el jardín y toda la mansión se siente en la peor encrucijada descifrando el peor cometido en amar con locura, con pasión, con vehemencia y con amor en el corazón. Llama como llama encendida siente que su corazón percibe la manera más vil en sentir lo suave de la llama perdida entre escombros, escollos y entre las caballerizas en el establo de caballos. La vida de Llama cree en soportar el adiós de Ignacio de la Roca, pero, ella sabe que la vida es efímera y tan corta como al mismo tiempo. Llama como llama encendida piensa, siente, percibe, que su corazón y su alma se observan desde el espejo queriendo entregar el corazón como la llama más encendida del amor. La vida de Llama se ve en la encrucijada en querer desamar lo que el viento con álgido sentido le trae a su vida cuando piensa en el adiós de Ignacio de la Roca como un perecer dentro del corazón. La vida de Llama como se llama y como ama se siente en la peor situación como un abismo frío y un precipicio vacío atormentando la vida, el temor, la pasión y la vehemencia carnal en un delirante delirio sosegado e impetuoso. Llama como la llama perdida siente mirar a su alma como la llama más perdida de la temporada, del cielo y del corazón amando como nunca a Ignacio de la Roca, pero, sólo recuerda que su pasado atormenta, quema al mundo y el mundo quema como hoguera encendida que atraviesa al mismo corazón. Llama como llama y como ama a la llama encendida de su corazón comienza a derribar un suspiro, un altercado y un frío indeleble porque presiente que algo ocurre y que algo sucede cada vez que siente Llama la llama encendida del amor en su corazón para amar a Ignacio de la Roca. Llama como la llama más perfecta de la vida y de la esencia ama como nunca a Ignacio de la Roca, se ve en la encrucijada de un tiempo sin amor, sin pasión, y sin más amor que nadie en el mundo, y el mundo quema como hoguera de una llama encendida que atraviesa la forma y la manera de fomentar la verdad fría y tan indeleble como la manera más vil de una cálida, pero, fría tempestad. Llama como la llama encendida de una fogata dejando cenizas frías y tan álgidas como el eterno amor entre las caballerizas en el establo de caballos se siente como se percibe una fuerza en la misma alma en que se fue de el mundo quema como hoguera encendida con la llama más viva, voraz y pasional que nunca se había sentido en el cuerpo y en la piel por un amor como el de Ignacio de la Roca y Llama. Llama como se llama y ama como el sol incandescente en verano se torna indeleble como el mismo tormento en que se pierde la razón amando solamente como una llama prendida entre aquel sol quemando a las rosas en el jardín. Si Llama como ama con la llama perdida se aferra al cálido sol entre esas rosas como el mundo quema destrozando todo el jardín de la mansión. Aunque, la sirvienta María corre a gritos la mala situación de que sus rosas se queman en el jardín donde su lupa quemó directamente con el sol a esas rosas en la mansión. Llama como ama no percibe el fuego devorador, fugaz, atroz, incandescente que devora a la mansión y Llama amando a Ignacio de la Roca entre las caballerizas en el establo de caballos quedó totalmente el mundo quema a la mansión y con Llama y llama encendida de un amor pasional sólo quedó amando en subrepticio lugar. El mundo quema con fuego devorador y con llama encendida Llama quedó amando a Ignacio de la Roca y el fuego irrumpe entre las caballerizas en el establo de caballos y el relincho de los caballos quedó en coz.
FIN