-Luisa, acompáñame a dar la primera ronda de la mañana, a ver si nos da un poco el sol o de lo contrario este fresco va a terminar quebrándonos las orejas-. Apenas hemos avanzado unos metros cuando se oyen 2 tiros de un cazador, y ella se interpone en mi camino para que me detenga, porque ese ruido le da mala espina y sabe que acarrea peligro. Intento esquivarla dando un paso a un lado pero se vuelve a poner delante.
-Apártate, Luisa. Déjame seguir y no te preocupes por mí, que ya soy inmune a los perdigones-. Refunfuñando se aparta para dejarme proseguir sin despegarse de mi lado. El suelo aún está está mojado por la escarcha caída durante la noche. Es la única humedad visible en esta tierra olvidada por la lluvia. Algún conejo pasa corriendo frente a nosotros pero Luisa ya ni se inmuta; hace tiempo que dejó a los conejos por imposible. Pasamos bajo una gran estructura metálica y una bandada de palomas nos aplaude al levantar el vuelo. Me detengo un momento y abro los brazos en cruz para acaparar el mayor número posible de rayos solares mientras inspiro profundamente para que el aire fresco me despabile los pulmones. A continuación toca lo más complicado de la ronda: subir las escaleras. A Luisa, como a la mayoría de los perros que no viven en un edificio de pisos, no le gustan las escaleras y se siente más segura subiendo por un escarpado risco. Entonces me acuerdo de su madre, que aún siendo vieja era capaz de sentarse en la barandilla y bajar deslizándose.
-¿Te acuerdas de tu madre, Luisa? Era inteligente como pocas pero su mal carácter imponía. No te dejaba acercarte al comedero hasta que ella no terminara de comer, y por eso le tenía que echar a ella el pienso primero y cuando estaba distraída, echarte a ti fuera de su vista, porque como te viera comiendo se dejaba su ración para ir a por la tuya. Ya lo creo, fue una buena perra con una mala leche de aquí no te menees. En cambio tú eres más dócil.- Y se me pega a la pierna para que le acaricie el lomo.
Ya bajando por el camino, una pareja de alondras ponen la nota musical y Lusa me dice que este año parece haber decaído el ambiente navideño
- Tú también lo has notado, Luisa. Creía que era cosa de mi imaginación.