Besos traicioneros
Ya no tengo su calor,
ni la pasión de los besos,
es un castigo que pago,
por besar labios ajenos.
Fueron estas tentaciones,
de los gustos pasajeros
las que pronto me llevaron,
a morder impío anzuelo,
que golpeó el corazón,
y me dejó un mal momento.
Cuando recuerdo sus ojos,
con su color caramelo,
llegan a mi ser sin rumbo,
los más trepidantes miedos,
porque estoy encadenado,
a un olvidado destierro,
donde con la soledad,
siento que de angustia, muero.
Cuando escucho la canción,
de nuestros lindos momentos,
que disfrutábamos siempre,
con pasión y desenfreno,
se motivan mis sentidos,
y las lágrimas contengo.
¡Son pensamientos aciagos,
que ya no tienen remedio!
“No existe ningún poema
aunque lo decrete el cielo,
que disculpe la traición
dada, a un corazón sincero”