hay dos montañas elevadas
que forman la cordillera de tu pecho
y están cubiertas de nieve
-derramo de mis ojos ríos
que bajan a tu abdomen y más abajo-
eres el artefacto que me turba
y me tiene hecho un infante buscándote
-ven y abraza mi desconsuelo-
besa la virginidad de mis pensamientos
-en pos voy de la belleza
y me cubre la claridad de mi interior:
tiene mil resquicios mi alma-
la retama se adhirió a tus cabellos
y quizás es mejor no desearte:
¿acaso es más conveniente tu muerte?
-el céfiro me trae noticias de animales y de seres con alas-
es tiempo de huir
y de que los ríos de mis ojos me aneguen
-que la muerte me convierta en estrella:
quiero transformarme en poema-
no soporto seguir respirando
sin la mujer de mi vida