Hoy pasé por el jardín de la pasión
los caracoles tenían los cuernos
tiesos mirando al sol, las almejas
su vulva abierta esperando la ocasión.
Los prados verdes
aceleraban la construcción
de camas redondas, tupidas,
con hermoso olor
las sirenas con su piel de melocotón,
sus melones al aire
tersas sus semillas
por la secreción.
Los lagos llenos de efusión
de tanto jugo vertido con sueños
repletos de cariño y amor.
Las mariposas, celosas revoloteaban,
presumidas, coquetas
dando aire a los comensales
de tan maravillosa fiesta,
de armonía y sudores.
El clavel, envidiaba al lirio
al ver que era penetrado,
por una abeja en la vagina de su pistilo
para insertar, polen, su delicioso néctar.
Previamente lo había succionado
con su delicado pico
de los estambres, sus pistilos,
sabroso manjar que supera al caviar.
Los ríos aumentaban su caudal
porque más flores e insectos
se unían a la gran bacanal.
Convirtiéndose en Sodoma y Gomorra actual.
Todas estas cosas soñé una vez
cuando creía, que la excitación sexual
era la máxima expresión
del placer, en el jardín del amor.