Vasca

Ni el diablo se dio cuenta

Por debajo de la viña

y sin que nadie lo advierta

la hizo suya ese día

estando en plena cosecha.

 

Lo hizo de puro instinto,

de macho ante hembra que cela

porque su olor lo llamaba

tal como a Adán con Eva.

 

Él le arrancó la canasta,

ella alzó su pollera

Y un techo de moscateles

los cubrió de sombra fresca

 

En tanto la poseía

en combate lengua a lengua

sobre el colchón de racimos

que cortaran sus tijeras

Fue tan rápida la cosa

que ni el Diablo se dio cuenta.

 

se levantó muy de prisa

y con su canasta a cuestas

con los demás continuó

su jornada cosechera.

 

él mientras marchó hacia el carro

para ir a la molienda

No se le olvida ese día

de la ardorosa contienda.

 

y en cada vino que bebe

vive en el gusto la esencia.

tan profunda del aroma

de esa peoncita viñatera.