Muchas aves van volando
en busca de nuevos sueños
y muchas otras lloraron
al saber que van muy lejos.
¿Por qué se van, me pregunto,
por qué abandonan su lecho?
La respuesta siempre busco
y esto es lo que ahora encuentro.
Se van buscando la vida
huyendo de cruenta muerte
porque no es como lo pintan,
pero a muchos, se los duermen.
Se mueven con la esperanza
de mejores horizontes,
se marchan como Alas Blancas,
Torogoces o Cenzontles.
Se van porque ya en sus nidos
no hay semillas, ni frutales;
se van buscando un alivio
muchas aves inmigrantes.
Y las aves de rapiña
del flagelo son causantes
comen bien toda la vida
y son diestras en maldades.
¿Quién te salva ave inmigrante,
quién te ayuda en tu camino,
con la carga de pesares
y la angustia, hermano mío?
Da vergüenza lo que pasa
que al migrante lo aborrezcan
esos mismos de su raza
que pasaron la frontera
como cualquier inmigrante
y hoy se mofan de grandeza.
Se olvidaron de pesares
que sufrieron, ¡qué conciencia!
La experiencia, ¿qué me dice?:
Quien se va, partir no quiere,
ni arriesgar su propia vida,
ni ser presa de la muerte
pues los sueños, siempre priva.
Si en su nido lo lastiman…
¡Irá en busca de otros montes!
Si me cree, no se asombre,
que sus almas van llorosas.
¡Ah las aves migratorias,
pagan caro siendo pobres!