Escribir a veces es corporizar un caracol,
limando tanto un camino,
dando tantos rodeos a lo mismo.
El laberinto, el espiral, dragando a la criatura
hasta que el caparazón desaparezca
sólo por haber sido espuma del tiempo.
Quedará entonces
una figura tan extraña, indefensa.
Un tembloroso ser inédito en su interior
transpirando muerte la cercanía.
Un viajero extenuado sombra
de “poner el cuero” a las ideas expulsadas.
El exilio las isla un poco, heladas en el sur,
largamente esperan la llegada de su héroe.
José Luis Galarza (Santa Fe, Argentina: 2019)