Pregúntale al zorzal que contemplaba,
las veces que por ti me vio llorando;
tañendo la guitarra, y recordando
las tardes que contigo disfrutaba.
Pregúntale las veces que escuchaba
mi voz, tu dulce nombre pronunciando;
y el brillo en las estrellas observando,
que siempre con tus ojos comparaba.
Ahora que me buscas, no aparecen
registros de tu amor en mi pasado;
y creo que también desaparecen
las huellas del ensueño traicionado;
naciendo nuevos sueños que florecen
y curan corazón que fue engañado.
Autor: Aníbal Rodríguez.