José Valverde Yuste

LA INFELICIDAD

La noche oscura 

de las soledades perdidas

entró por mi cornisa cuando la luna, 

como espejo de luceros

brillaba en el cielo.

 

Encendiendo la lámpara de mi felicidad,

pasajera, fugaz

como la gaviota cuando penetra en el mar 

buscando a su presa.

 

La felicidad abandonada 

en un mástil, con velas

de amargura 

se instaló en la vereda 

de mi vida

hace mucho, cuando el mar 

inició su retroceso.

 

Ese pesar nostálgico 

me lleva por territorios 

de relámpagos enfurecidos 

como en la creación

principio del caos del universo.

 

Esa vida ni tuya ni mía

mundana, plebeya, pecaminosa

configuran mi tristeza, 

mi alto grado de frustración 

como el poeta que no logra crear el poema.

 

Te di todo mi amor, mi grandeza 

mis sueños turcos, mi pereza

los lamentos de una fresa 

cuando llega la recolecta

 

Encontré una tierra mustia

donde los prados eran carreteras 

de grava, alquitrán negro

qué refleja mi dolor, mi tristeza.

 

Así deambulo con mi pesar

como el caballo 

con sus alforjas

abandonado a su suerte 

porque el duende de su amo 

quedó muerto en una vereda.

 

Ya no siente, ni sufre

espera que lo devore la tierra

y poder iniciar el ciclo 

del nuevo caos 

en que su mente, está inmersa.