La casa rosada de los sueños
la tengo para ti guardada
con el dulce encanto
de mi alma enamorada.
Allí te llevaré para contarte
las mayores experiencias y alegrías
de mi vida en esta encarnación.
Compartir mis viejos sueños con los tuyos
cual eco y un murmullo . . .
Encender los candelabros del amor
y olvidarnos del dolor lejano
causado por las huellas de un pasado triste.
En mi andar de peregrino llegaré
hasta tus brazos ya rendidos,
después de un largo transitar adormecido,
para entregarte la vida que me queda.