¡Qué mágicas las noches decembrinas!
Brillan angelitos cristalizados.
Susurran vientos perfumados.
Luces de colores disipando neblinas...
Se oyen los pasos a escondidillas
Del hermoso dueño del invierno
quien con sus juegos, muy tierno
nos llena de frío y de cosquillas.
Él está donde mora la armonía,
donde habita feliz la inocencia,
adorna con cristales su presencia,
llenando corazones de alegría.
Él es uno de los seres maravillosos
que ayudan a Dios en Navidad
para llenar de sueños la ciudad
y enriquecer a los más piadosos.
Pues en estas noches de amor
Dios se complace en la labor
de la magia de Juanito Escarcha
y en la música del niño del tambor.