de la Europa oriental,
durante la Segunda Guerra Mundial,
ocupada por Alemania.
Hay estrellas que te matan
y hay estrellas que en la muerte te acompañan.
Hay estrellas de luz
y de diamante y negras color ámbar
y hay estrellas que resplandecen
cuando en el cielo se apagan.
Hay estrellas que dan vida a la luz
y otras que vemos en la gran pantalla
y hay estrellas que nacen
y otras que nunca se marchan.
Hay estrellas que son dulces
y otras que nacen para ser amadas
y hay estrellas grandes
y pequeñas y ahumadas
y hay estrellas que se estrellan
y otras estrellas que naufragan.
Hay estrellas con nombres
y otras olvidadas.
Hay estrellas por los poetas convidadas
a ser reinas de los versos,
casi cenicientas sagradas
y hay estrellas que se besan
y dejan de ser amadas,
y hay estrellas dulce y otras saladas.
Hay estrellas que tú ves
y estrellas que a mí me faltan.
Hay estrellas traslucidas y otras opacas,
y hay estrellas del cine y del deporte
y de lo que alguien manda
y hay estrellas que se comen
y otras que cuando las miras te cantan.
Hay estrellas en tu cara, en tus ojos y mirada.
Hay estrellas en aquello que se ve
cuando alzas la mirada
y oyes decir yo soy tu amada,
y hay estrellas en choque de trenes
y en un pastel que señala una fecha señalada,
con la que se celebra algo que nos falta
y hay una estrella en el alma
y otra en el amor
y otra la de la Navidad,
que nunca falla.
Mi estrella es haber nacido y amado,
haber hecho lo que me da la gana,
dentro de los límites que la ley señala
y si algo me falta es que no lo merecí
y con ello este cuento se acaba.