Gustavo Espinoza

Mirarte a los ojos.

Verte a lo lejos fue algo hermoso,

como observar una noche estrellada,

brillos fugaces y distantes,

desde la cima de una montaña,

libre y con el alma enamorada.

 

Observarte sonreír me pareció algo riesgoso,

podría perderme,

podría encontrarme,

podría caer,

podría levantarme...

podría enamorarme.

 

Pero mirarte a los ojos me resultó aún más peligroso,

me quedé en blanco,

me cambió el semblante,

sin palabras, sin ideas, sin pensamientos,

quedé perdido... 

por ese instante.