Chicha Con Limonada 1963
Tomé un viaje al pasado,
en donde mis futuros
fueron ayer.
Parpadeo.
Mi futuro, de nuevo ya cedió al ayer.
Vi a los dos hombres salir
por la puerta de atrás,
con sus gestos solemnes.
Nadie los vio.
Escondieron sus biblias,
hasta el fondo de sus alforjas.
Después de mojar las vulvas de algunas siervas,
y sus manos aún mojadas de recientes bautizos,
se fueron a mojar sus úvulas a la cantina local.
No hay hechizos en su morral, que guarden tal secreto,
uno es pastor, el otro es un cura, ni chicha ni limonada.
Ahí van por la vereda,
repartiendo esperanza segura, al mejor postor.
No se conocen, pues por decreto,
deben mantener su distancia,
pues no se pueden ver ojo a ojo.
Mas yo, de reojo, los vigilo,
y me zafo con sigilo, de su encanto
y de sus escabrosas ignominias...
¡Y en esa vereda los abandono!
Tommy Duque.
Sept 11 2020
Riverview, Míchigan.
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En 1963, a mis 13 años descubrí hipocresía en su máxima expresión.