Francisco M. Ortega

Inflexiones

 

Qué diapasón de horas muertas

alcobas sin sueño 

delicado escapar de la vida

que pasa de la mano

mirando desde abajo como un niño

un siglo de espera y otro que no vendrá

cantando con media lengua

aquellas canciones imborrables

del arpegio hogareño

rezumbar de abejas y moscas

en el cristal atardecido

otra vez caminar

sobre el suelo mojado

de la hojaldrada amistad

y sorber la sustancia

fluyente del tiempo que se va.