A mi tierra chiquitina
contemplo como un gigante,
como un precioso diamante
y el agua muy cristalina.
Mi tierra veo divina
con bello sol por levante
que luce siempre elegante
naciendo por la colina.
Mi tierra es un lindo nido
que abraza a los Torogoces
que elevan alto su canto.
¿Y saben qué más les pido,
cuando sientan un quebranto?
¡Qué nunca apaguen sus voces!