En un mundo de oro de amor me sumerjo,
donde los corazones se entrelazan en deseos eternos,
donde los suspiros dulces se encuentran en cada esquina,
y la pasión florece sin preocupación ni espinas.
Los rayos del sol se derraman en caricias doradas,
y el viento susurra melodías enamoradas,
los ríos transparentes se convierten en espejos,
donde los amantes se miran y se reflejan sin complejos.
Los susurros de te quiero se escuchan en el aire,
y los besos se dan como ofrendas de enredos sin obstáculos,
las miradas se funden en llamas de fuego incandescente,
y las manos entrelazadas en un abrazo eternamente apretado.
En este mundo de oro de amor, la ternura fluye sin cesar,
donde cada ser es dueño de su propio amar,
donde no existen las barreras ni los prejuicios,
y cada latido del corazón es un eco de amoricios.
Las flores bailan al ritmo de los enamorados,
y el suspiro de una rosa se convierte en un deseo cumplido,
las estrellas iluminan los caminos de los amantes,
guiando sus pasos hacia senderos fascinantes.
Los versos se convierten en puentes de emotivas palabras,
donde se entrelazan los sentimientos en cadencias hermosas,
las sonrisas se dibujan en los rostros radiantes,
y los abrazos se convierten en lazos indestructibles y constantes.
En cada rincón de este mundo las almas se abrazan,
y el amor se expande como un viento sin barreras ni pausas,
donde cada latido del corazón es una sinfonía celestial,
y el estallido del amor se transforma en un don especial.
En este mundo de oro de amor, el tiempo se detiene,
y los minutos se vuelven eternidades que se entremezclan,
los amores se entrelazan en un baile celestial,
donde las almas se encuentran en un abrazo inmortal.
En este mundo de oro de amor, quiero vivir,
donde cada instante es un regalo que no quiero perder,
donde el amor es la fuerza que todo lo puede,
y en cada latido del corazón, mi amor renace y crece.