Mercedes Bou Ibáñez

¡Qué viva la vanidad! 

 

¡Qué viva la vanidad! 

En un portal ha nacido,
un niño, !válgame Dios!
Pero, ¿Qué va ser de él? 
Pues su madre está en el paro,
su padre en Carabanchel
encerrado por robar
dos lechugas pa´ comer.

Y viva la navidad,
dicen en televisión,
y compre usted buen turrón
ese de un lobo que dicen
es de buena calidad.

Con él no duelen los dientes,
es fácil de masticar,
mas los del pobre son largos
de rabia por no poder
ni tan siquiera pensar
en comprar una pastilla
para poder celebrar
una navidad sin penas
en el calor del hogar.

Y viva la navidad
en las casas de los ricos
y a los pobres que les den
si no tienen pa´ cenar,
pero nosotros a misa
que tenemos que rezar
para que Dios nos ayude
a seguir viviendo en paz,
sin pensar en los que sufren
también en la navidad.

Pero no importa señores,
que eso nunca impedirá
seguir rodando la trola
unos cuantos años más.

Y así funciona este mundo.
¡Qué viva la vanidad!

Vanidad y navidad,
solo dos letras cambiadas
nos van mostrando el camino
de la cruda realidad.

Mercedes Bou Ibáñez