Cierra la puerta
y baja las persianas,
llega la noche.
Se marcha el sol,
sus rayos ya se esconden
tras las montañas.
Pensaba en ti,
querida mariposa,
y montañera.
Pensé en las tardes
vividas tras tus alas
por los senderos.
Aquellas tardes
tan llenas de cariño
de paz y amor.
Fuimos felices,
paramos los minutos
de nuestras vidas.
Y nos amamos
teniendo a las montañas
como testigos.
Ellas nos daban
su brisa y su cariño
sin darnos cuenta.
Y allí soñé
contigo entre mis manos,
tan chiquitita.
Cierro la puerta
y guardo los recuerdos,
con tu sonrisa.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/23