Ambos sabemos quien es el otro
Ya que asociamos hasta el nombre..., de nuestros nombres
Caricia negra y estremecida.
Tú el corazón de lo depresivo y lo retórico
De lo previsto y lo imprevisible
Del desamor sin ecos.
Yo la tarde sin la llave de la noche
Soplando al viento..., que dé viento a tu viento
Qué pinte de blanco la hora de la muerte.
Y aunque eres mía..., y yo soy tuyo
no podemos..., no podemos crearnos de nuevo
eso es así..., totalmente inapelable.