Y aquí estoy de nuevo, en mi acantilado
El lugar perfecto para exaltar la vista en un instante
De esos que te hacen recordar que la vida solo se basa en ellos
Ese lugar que me ayuda a recordar,
A recordar que entre pensar lo que siento y sentir lo pienso
Hay un abismo tan grande como las hojas de otoño cayendo en primavera
Hay un vacio, una nada, la sublimación de un todo
Ese lugar especial, donde puedo mirar al frente y encontrarme
Donde incito mi morbo a lo prohibido observando la luna besando a el sol
Gritando mi nombre contra el viento marchito que se escapa de las montañas
Haciendo eco, luchando contra el, afirmando mil veces amo lo inesperado,
Que la neblina errática que cubre mi piel es parte de mí
Del respirar de cada poro, del estremecer de cada esencia
Es tan parte de mí como los dedos de mis pies aferrándose
A la ultima roca afilada en este acantilado, que se desprende
Que cede ante mi peso, ante mi sonrisa alargada, ante mis caninos excitados
Interrogando a mi propio destino, exigiéndole a una repuesta a lo imposible
¿Como lo harás?, ¿como sobrevivirás?
Acelerando el revolcar, el restregar de cada palabra
Prepárate consciente, asimilado conocimiento
Que voy tras la propia sombra de mi entropía
Que voy tras el propio aullido de mi instinto