Suelo, hermoso suelo.
Los primeros pies en ti caminaron.
En ti, limpio suelo.
¿Porque, de ti poco se habla?
Eres tan necesario
Eres duro suelo
Apoyo para el consuelo.
Cama para el precario.
Siempre de algo te cubren,
De verdes y extensos pastizales,
O de un valle de aromáticas flores.
De gris y frío cemento
O, te cubren de estiercol.
Cargando te pasas, palacios.
Castillos o casas.
Te hieren para abrir los cimientos.
Oh, tan sufrido suelo
Eres la piel del planeta.
Tienes vida, son los ríos tus venas.
Tu corazón de fuego en tu centro.
Respiras por tus fosas volcanes.
Y te alimentas y nutres de lluvia y de soles.
Das vida a las flores.
De ti se alimentan las lombrices y los gusanos.
Si te saben tratar, alimento tu nos brindas.
El niño en ti gatea, corre, brinca.
En ti crecen los majestuosos árboles,
Y el delicado musgo y silvestres flores.
En ti se descargan las tormentas y los rayos.
Algo que no se piensa, pero eres continente de los mares.
Por eso te llamas tierra, eres madre de todo.
Y yo en estas letras, mientras en ti, mis pies, mi silla, y mi escritorio apoyo.
Te dedico estas letras, mi bella y a veces, obviada y olvidada tierra.
En ti dobló mi rodilla, para dar gracias al creador, para agradecer al sembrador por excelencia, a Nuestro Señor!
A ti bendito suelo, un día llegaremos, en entierro o cremados, pero al fin descansados.
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
14 de Diciembre de 2023